- A veces la mudanza del nombre de los objetos basta para mudar los sentimientos de los hombres. Los romanos aborrecían el nombre de rey, y toleraron los de dictador y emperador.
- Ante el sentimiento del deber enmudecen las más rebeldes pasiones.
- Apuesto por los sentimientos. El público está harto de tanto sexo sin sentido y de tanta violencia gratuita.
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